Después de sucumbir al encanto de Dreyer a través de su Dies Irae (1943), me embarco de nuevo en otra de sus obras magnas. Y es que después de experimentar la metodología estilística del danés, me enfrento a Ordet (1955) con el respeto e ilusión que merece una de las mejores obras de la historia del cine.
La complejidad de la fe
Como no podía ser de otra forma, la fe, la duda y el milagro serán los temas en los que la cinta orbitará. Estos conceptos estarán representados en la familia Borgen, con Morten como patriarca y cristiano moderado, su hijo Mikkel desencantado del camino de la fe, Johannes, el hijo del medio, quien tiene el convencimiento de ser Jesucristo y predica como tal, y por último, el hijo menor, Anders, que busca enlazarse con la hija de un fanático religioso. Este último hecho, unido a uno aún más fatal, será el caldo de cultivo para que las creencias de cada uno de ellos se tambaleen con la voracidad propia de la fragilidad humana.
Trascendencia sin efectismos
Solo con dos cintas del danés puedo apreciar que es el maestro de los silencios, de crear arte por medio de lo intangible, logrando hacer un cine que da significado a la palabra trascendencia. En Ordet (1955), la tensión espiritual se logra mediante un guion y una teatralidad tan precisos que los efectismos son inexistentes, convirtiéndose en uno de los análisis de la fe más serios y maduros que he visto. Dreyer entiende la fe como un sentimiento personalísimo y, por ello, desecha el dogmatismo e introduce la libertad de ver la fe como una fuerza capaz de sostener y alterar la realidad del individuo.
La belleza de lo intangible
Carl Theodor Dreyer siente todo el respeto posible hacia la religión como cineasta, un respeto que abandera su trabajo, dotándolo de una profundidad primorosa. La escena final es uno de los momentos más bellos que he tenido el placer de presenciar, ya que entiende al ser humano con la capacidad para creer en lo intangible, incluso cuando todo parece perdido. El danés no se molesta en convencerte de nada, solo pretende mostrar al mundo cómo la religión, y por consiguiente la fe, son capaces de conmover dejando la razón a un lado.
Inspiración pictórica en Dreyer
En su cáliz más visual y artístico, Dreyer logra crear la espiritualidad de la que habla, inspirado en la pintura holandesa, ya sea Rembrandt por la densidad de su atmósfera o Vermeer por la luz y la utilización de los cuerpos en el espacio; sea como fuere, se logran composiciones con una intención simbólica hipnótica. Por otro lado, se utilizan planos largos, con movimientos sutiles de cámara, cargados de una austeridad que transmite la rigidez emocional que se pretende.
Un regalo para la historia del cine
Ordet (1955) va directa a una de las estanterías más selectas de mi cine y del cine, un regalo de unas proporciones que escapan a la valoración numérica y que trascienden a un espacio donde solo habitan unas pocas elegidas por el impasible juez que es el paso del tiempo.
¿Donde ver Ordet (La palabra)?
Por el momento no existe forma de verla en ninguna plataforma de streaming.
Ficha Técnica
Título original: Ordet
Año: 1955
Duración: 125 min.
País: Dinamarca
Director: Carl Theodor Dreyer
Guion: Carl Theodor Dreyer
Reparto: Henrik Malberg, Emil Hass Christensen, Preben Lerdorff Rye, Cay Kristiansen, Brigitte Federspiel
Género: Drama, Religión, Película de culto
Calificación: 10/10