Obtuvo el gran premio del jurado en el festival de Cannes y en los Oscar 2024 fue elegida como mejor película de habla no inglesa. También obtuvo la estatuilla de mejor sonido, un recurso vital en el entramado de «La zona de interés».
La música de entrada resulta desconcertante, fundido a negro mientras irrumpe la primera escena de una luminosidad exagerada retratando a una familia que disfruta de una tarde soleada con la naturaleza como telón de fondo.
Es una casa enorme ubicada junto al campo de concentración de Auschwitz. Por las paredes del jardín se aprecian algunas instalaciones y algunas escenas nocturnas dan cuenta de las chimeneas de los hornos crematorios.

Todo el filme es un ejercicio estilístico donde el fuera de campo visual contrasta la vida casi bucólica de la familia con imágenes ocultas al espectador, aunque por el sonido ambiente se escuchan balazos y gritos provenientes de los prisioneros.
El comandante de la operación Rudolf Höss es un padre ejemplar con los niños y Hedwig, su señora, en una escena macabra deja elegir a la servidumbre prendas de vestir que los judíos ya no necesitan.
Una elipsis de terror
Los planos semejan cámaras de vigilancia, de una neutralidad pasmosa. En otro día de campo Rudolf encuentra una osamenta en el río mientras pesca junto a sus hijos. Los retira de inmediato del agua y luego hace que los bañen para sacarse las cenizas de la piel. Los niños no entienden el objeto de esa maniobra puesto que vienen del río y acaban de limpiar sus cuerpos.
En un momento Hedwig se jacta de haber encontrado un diamante oculto en la pasta de dientes y ha ordenado otros estuches en caso de tener suerte. Rudolf ha optimizado el proceso de cremación para no detener nunca los hornos y alternarlos para incinerar la mayor cantidad de personas diarias.

Quizás lo más horrible de «La zona de interés» (ver tráiler) es que Hedwig ha diseñado un jardín hermoso y posee un invernadero para cultivar flores. La elipsis de terror es cuando se suceden tomas de flores y entre el ruido de las abejas se escuchan los gritos de los prisioneros.
Resulta repulsivo que Hedwig tenga instalaciones de lujo para las plantas y que tras los muros existan hornos de exterminio. Un crimen brutal y despiadado, mientras la casona representa un símbolo de estatus para la familia.
La banalidad del mal
Los lujos de la casa contrastan con la miseria de sus moradores, que reciben visitas importantes, aunque cuando trasladan a Rudolf a otra repartición, el espectador será testigo de la burocracia de los nazis para hacer más eficiente la operación de exterminio. Oficinas enormes y salones donde la música clásica disimula el horror. Un oficial a espaldas de Höss insinúa a otro que el comandante lo está dejando sin mano de obra.
Las órdenes del alto mando al parecer están haciendo mella en la salud del comandante. El comportamiento estoico sin reparos morales a su labor le están pasando la cuenta.

«La zona de interés» (artículo relacionado) exhibe la frialdad de este genocidio, el punto de vista es la inhumanidad de los alemanes y a través de lo que no se muestra en pantalla somos testigos de la banalidad del mal.
Al final una mujer barre el piso de los hornos y como en un museo se exhiben zapatos, muletas y pijamas a través de los cristales.
Otra vez fundido a negro y una música espeluznante despide este viaje al infierno.
Ficha técnica
Título original: The zone of interest
Año: 2023
Duración: 106 minutos
Producción: Reino Unido
Dirección: Jonathan Glazer
Guion: Jonathan Glazer (Novela: Martin Amis)
Reparto: Sandra Hüller, Christian Friedel, Ralph Herforth, Max Beck, Marie Rosa Tietjen, Sascha Maaz
Música: Mica Levi
Fotografía: Lukasz Zal
Género: Drama / Holocausto / Nazismo
Calificación: 8/10









