Carta abierta contra el genocidio en Palestina dirigida al festival de Venecia

Carta abierta al Festival de Venecia: El deber de conocer la Historia

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«Detén el mundo, paren los relojes», así empieza la carta abierta al Festival de Venecia. 1500 cineastas la firman. Exigen a la organización una postura firme frente al genocidio palestino. Y algo falla cuando se debe exigir la lógica. Algo no funciona si condenarlo te convierte en antisemita. ¿Qué más tiene que ocurrir? ¿Dónde están las dudas? El festival sigue a lo suyo. Parece que en el cine no hay lugar para el genocidio.

Ni pianista ni pijama de rayas, hay historias que ni existen, ni se cuentan

Desde que los hermanos Lumière dieran movimiento a la imagen, el cine se ha convertido en uno de los medios más valiosos para escribir la Historia. Para escribirla y conocerla. De ahí la fascinación que sienten algunos por controlar todo lo que se cuenta. Bertolucci que de cine algo sabía, afirmaba de sus películas que ‘todas son históricas, es decir, son políticas’. El cine y su poder para construir memoria solo es comparable con el que tiene para destruirla. 

Con él presencié los juicios de Nuremberg en «Vencedores y vencidos» (1961), fui testigo del horror del genocidio en «La lista de Schindler» y entendí el Holocausto con «La solución final». Pude conocer la pesadilla del gueto con «El pianista» de Roman Polanski, saborear la venganza en «Malditos bastardos» y vivir el exilio de un arquitecto judío con «The Brutalist».

Sin embargo, poco o nada he visto sobre la Nakba, el desplazamiento forzado de 700.000 personas lejos de su hogar. Mucho menos de quién perpetró la matanza de Sabba o la masacre de refugiados en Chatila. Y por supuesto, jamás he visto una obra maestra, un clásico del cine denunciando al Estado de Israel. Esas historias aún están por escribir. 

Imágenes de la masacre de Sabra / Carta abierta por Palestina
Matanza de Sabra, 16 septiembre 1982. La Falange Libanesa bajo orden directa de Israel, violó, torturó y asesinó a miles de palestinos

Ahora el mundo del cine, o al menos una parte de él, parece sentirse incómodo ante tanto silencio. Un silencio que los acompaña tanto tiempo como décadas lleva el genocidio. Más de 70 años. A escasos días del inicio del Festival de Venecia, cientos de cineastas internacionales firman una carta abierta a la organización del evento. Sobre el festival de cine más antiguo, el que nació con Mussolini y sirvió de propaganda nazi en sus inicios, estarán colocados todos los focos. Tiene ante sí una oportunidad fácil y sencilla para redimirse de su pasado.

Carta abierta al Festival de Venecia

Les exigen una postura “clara e inequívoca”, frente al genocidio palestino. Una condena oficial que hasta el momento sigue siendo ambigua y difusa y que, solo se entiende por la presión de los fondos privados que financian el festival. «Es hora no solo de empatía, sino también de responsabilidad» afirman. 

“La carga es demasiado pesada para seguir viviendo como antes” continúa la carta. “Desde hace casi dos años, nos llegan imágenes inequívocas desde la Franja de Gaza y Cisjordania. Asistimos, incrédulos e impotentes al horror de un genocidio cometido en directo por el Estado de Israel en Palestina”. 

Entre los firmantes, el director británico Ken Loach, «El viento que agita la cebada» o «Yo, Daniel Blake». La directora de «La quimera» y «Lazzaro feliz» Alice Rohrwacher. El estadounidense Abel Ferrara o el italiano Marco Bellocchio. Más de 1500 profesionales que, bajo el nombre de Venice4Palestine, no solo miran al Festival de Venecia, reclaman a la industria cinematográfica «espacios y narrativas para Palestina». Apoyo y no trabas, financiación y no amenazas.

Porque contar el testimonio de un pueblo es dar voz a sus historias, algo fundamental para mantener viva la memoria. Y en el cine tan importante es lo que se cuenta como lo que se omite. Si no está no existe, y si aparece, véase «No Other Land» (2024) o el caso de «Hanna K.» (1983), se difama, señala y prohíbe.

«En Venecia, toda la atención se centrará en el mundo del cine; todos tenemos el deber de dar a conocer las historias y las voces de quienes están siendo masacrados, incluso con la indiferencia cómplice de Occidente», añaden para finalizar.

Mientras, en esta edición «La voz de Hind» será la voz de Gaza y Cisjordania. La película de Kaouther Ben Hania recoge el asesinato de una niña palestina de cinco años en 2024. Si consigue tener éxito le espera la etiqueta del antisemitismo, pero como repetía una y otra vez el protagonista de «Memento»: ‘necesito poder recordar, para saber qué pasó y quién soy’. Y todos sabemos quién es quién en este genocidio.

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