Ingmar Bergman filmó tres películas que conforman la trilogía «El silencio de Dios». La primera, Como en un espejo (1961), una joven que acaba de salir de una institución psiquiátrica; la segunda, Luz de invierno (1963), sobre un sacerdote que ha perdido la fe; y la tercera, El silencio (1963), acerca de la inocencia de la infancia. Estas tres cintas no comulgan entre ellas, salvo en la temática relativa a la presencia–ausencia de Dios.
El silencio cierra esta trilogía y es la más esquiva a la hora de encontrarle un significado o una interpretación como en los otros dos filmes. El guion es más confuso, aunque las imágenes son hipnóticas.
Escenario apocalíptico
Esther y Anna son dos hermanas que viajan a bordo de un tren junto a Johan, el hijo de Anna. Al comienzo hay una sucesión de primeros planos del niño que observa por la ventana el mundo exterior, una representación de la guerra imperante, cuyos tanques parecen irreales y que Johan los percibe en cámara lenta.

El tren pareciera no moverse, todo se ha detenido en un sinsentido sombrío y carente de vitalidad. Para Johan los tanques son juguetes parecidos a su pistola de mentira.
El mundo está en crisis y vemos a Esther enfermar, más allá de la dolencia física, se trata de una crisis existencial.
Viajaban de vuelta a casa, pero debido al impasse de Esther, deben detenerse en una localidad ficticia y hospedarse en un hotel que parece suspendido en el tiempo.
La mirada de un niño
El silencio que propone Bergman, es la mirada del niño que interpreta al mundo sin maldad, la guerra es un juego, los affaires de su madre otro juego, su madre duerme desnuda junto a él luego de enjuagarla en la bañera. Hay una fuerte carga sexual, Anna no se comporta como una madre y a la primera oportunidad saldrá a tener sexo con un hombre que conoció en un bar.

No queda del todo claro la relación entre hermanas, tan distintas, una se va de copas y tiene sexo, mientras Esther se masturba pensando en Anna y a pesar de estar enferma, se embriaga en su habitación.
Esther es traductora, una intelectual, en cambio, Anna es más mundana. Esther no quiere demostrar lo que siente ni perder el control, ha llegado a una encrucijada vital.
El mayordomo del hotel habla en otro idioma, las hermanas se han detenido en un pueblo que les es ajeno. En las calles hay tanques, otras veces gente pobre, pero en ese hotel la intimidad se respira ajena al entorno.
Este mayordomo representa a la muerte, la que provee de botellas de licor a Esther, está atento de su cuidado, pero quizás por razones egoístas, la acompaña esperando su partida.
Johan es testigo de cómo Esther se relaciona con su madre. No entiende ese deseo, ni tampoco los celos de su tía, tampoco el odio de Anna.
La indiferencia de Dios
El silencio de Dios es esa mirada diáfana, sin dobleces. El mundo se está cayendo a pedazos y Dios no interviene, es como un niño que observa los extraños juegos de los adultos.
La incomunicación es total. Anna tiene sexo con su amante, lo hace delante de Esther, para causarle el máximo daño.

Ingmar Bergman quiso mostrarnos el odio hacia el otro, la guerra como última expresión. La muerte se llevará a Esther, mientras Anna y Johan abordan otro tren que los llevará a destino.
Este tren avanza rápido y afuera arrecia la tormenta. El lugar perdido quedó atrás, Anna se ha librado de su hermana, de sus reproches, del control que ejercía sobre ella.
Esther probablemente sentía amor, pero era tal la incomprensión que Anna siempre pensó que la odiaba. Antes de morir, le tradujo a Johan las palabras de ese extraño idioma, su forma de demostrar afecto por el hijo de su amor no correspondido, pero ella no entenderá esa manera de ver el mundo a través de las palabras.
No valora ese último gesto de amor.
Ficha técnica
Título original: The silence
Año: 1963
Duración: 96 minutos
Producción: Suecia
Dirección: Ingmar Bergman
Guion: Ingmar Bergman
Reparto: Ingrid Thulin, Gunnel Lindblom, Jörgen Lindström
Música: Bo Nilsson, Johann Sebastian Bach, Ivan Renliden
Fotografía: Sven Nykvist (B&W)
Género: Drama / Niñez
Calificación de «El silencio»: 9/10