Larisa Shepitko se adentra en el sufrimiento humano a través de un drama bélico que trasciende su propio género y se sitúa como un viaje espiritual sobre el concepto de la dignidad humana, denostada y ultrajada durante la Segunda Guerra Mundial.
El frio como lenguaje del alma
La ascensión (1977) sigue a dos partisanos soviéticos, Sotnikov y Rybak, en su búsqueda de provisiones en el hostil invierno ruso. Pero pronto caerán en manos de los nazis, y lo que era una historia de supervivencia frente a los elementos se convierte en un ejercicio sobre la moral y el sacrificio, poniendo a prueba la resistencia interna tanto de los dos partisanos como la del espectador.
Shepitko entiende a la perfección lo que quiere transmitir y lo deja claro desde el primer fotograma. La directora rusa nos sumerge en la gelidez y desolación de un paisaje donde la nieve parece devorar a los personajes. La naturaleza es un enemigo más en la contienda física y mental de los personajes; no existen momentos de tregua, y cada plano es prueba de ello.
Existe verdad en cada decisión que se toma; cada encuadre está dotado de un sino que lo hace exceder la mera belleza visual para perdurar en la retina de quien quede hipnotizado ante las imágenes que se logran con un rigor cuasi pictórico. Esta sensación permanece durante todo el filme, ya sea en su vertiente más naturalista o en su vertiente más humanista, donde se consigue plasmar los rostros serigrafiados por el hambre y la desesperación de quien ha sido desposeído hasta de lo intangible: la dignidad.
Dos caminos ante la muerte
Más allá de la genialidad estilística que se nos ofrece, La ascensión (1977) se sostiene por la dualidad de sus protagonistas. Sotnikov, quien representa la incorruptibilidad moral y el sacrificio, y, por otro lado, Rybak, que encarna el temor humano a la muerte, uno que le hará luchar por su vida a cualquier precio, alguno diría que impagable. Shepitko no pretende juzgar ni caer en un cainismo cínico, simplemente expone las consecuencias de la desesperación y la miseria.
Esto último es algo que admiro, ya que la dicotomía que se plantea evita el simplismo propio del héroe y el traidor, ya que humaniza a ambos, los delinea en función de sus fortalezas y debilidades, representándolos como lo que son: seres humanos en el epicentro del horror más común que hay, la injusticia.
La ascensión por medio del sacrificio
Todo lo que engloba su desenlace es la muestra genuina, sincera y, en definitiva, honesta de qué estar vivo puede implicar, al mismo tiempo, estar muerto. La ascensión (1977) es una obra maestra que trasciende el cine bélico y se posiciona como un testamento sobre el concepto de resistencia extrapolado al sacrificio. La película de Shepitko es visualmente imponente, narrativamente destructiva y emocionalmente inolvidable.
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Ficha Técnica
Título original: Voskhozhdeniye (The Ascent)
Año: 1977
Duración: 111 min.
País: URSS
Director: Larisa Shepitko
Guion: Larisa Shepitko, Yuri Klepikov
Reparto: Boris Plotnikov, Vladimir Gostyukhin, Sergei Yakovlev, Viktoriya Goldentul, Ludmila Polyakova
Género: Bélico, Drama, II Guerra Mundial, Película de culto
Calificación: 10/10