Actor Javier Bardem junto a una imagen de Matt Damon en el rodaje de La Odisea, película de Christopher Nolan

Javier Bardem se enfrenta a Christopher Nolan por culpa del pubelo saharaui

Christopher Nolan, tras el éxito arrollador de Oppenheimer, ha puesto rumbo al Sáhara Occidental para rodar su nueva superproducción: La Odisea.

Pero aunque las espectativas de ver a Zendaya, Matt Damon y Tom Holland como protagonistas de la historia de Homero eran altas, la grabación se ha convertido en un festín de polémica con Marruecos de protagonsita.

El trasfondo político

Todo empezó cuando FiSahara, el Festival Internacional de Cine del Sáhara, lanzó a finales de julio un duro manifiesto pidiendo a Nolan que paralizara el rodaje en Dajla, una ciudad del Sáhara Occidental ocupada por Marruecos.

El festival denuncia que la población saharaui vive sometida a “brutal represión” y acusa al equipo de filmación de no contar con el consentimiento del pueblo autóctono.

Javier Bardem, Rodrigo Sorogoyen, Icíar Bollaín, Juan Diego Botto, Carolina Yuste, Itziar Ituño, Luis Tosar, Javier Gutiérrez, Nathalie Poza, Amparo Sánchez, Eliseo Parra y muchos otros actores, activistas y periodistas españoles han firmado el manifiesto contra Nolan y Universal.

Su petición: que no utilicen las escenas rodadas en Dajla o, al menos, obtengan permiso legal del pueblo saharaui.

El problema saharaui

El Sáhara Occidental figura en las Naciones Unidas como territorio “no autónomo” y lleva casi cinco décadas pendiente de un referéndum de autodeterminación. En 1991, un alto el fuego con el Frente Polisario prometió esa consulta, que nunca se celebró. Para FiSahara, grabar allí equivale a normalizar la ocupación marroquí y silenciar las voces saharauis.

María Carrión, directora ejecutiva del festival, advierte que Dajla es un “desierto para el periodismo” según Reporteros sin Fronteras y que, sin saberlo, Nolan podría estar contribuyendo a la represión. Mientras tanto, el ministro de Cultura marroquí celebra al director como un “imán” para atraer más rodajes internacionales.

¿Merece la pena verla?

Ahora bien, ¿qué significa todo esto para el espectador de a pie? Si te preguntas si deberías dejar de ir al cine, la respuesta no es tan sencilla. La Odisea de Nolan promete ser una experiencia visual espectacular: paisajes desérticos, batallas navales y una reconstrucción fiel del viaje de Ulises.

Su estilo narrativo ya deslumbró a todos con Oppenheimer y la apuesta por la épica suele enganchar incluso a quienes no son expertos en mitología.

Pero tras la polémica late un debate ético: ¿puede separarse la obra de las circunstancias de su producción?

Algunos cinéfilos argumentan que el arte debe analizarse por sí mismo, mientras que otros creen que apoyar un proyecto rodado en un territorio en disputa es un gesto de complicidad.

La polémica está servida, y tú eres el que pone la última palabra: ¿te dejará La Odisea con la boca abierta… o con un nudo en el estómago?

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