El biopic está a la orden del día, ya sea político, artístico o histórico, pero este género parece haberse acomodado en la industria gracias a la calma que da ser rentable. Si ahondamos más en esta tendencia observamos que el biopic musical es el responsable de que siempre veamos una estructura casi obligatoria de ascenso, caída y redención. Bajo este paradigma, nace un proyecto como Springsteen: Deliver Me From Nowhere (2025) que se intuía alejado de esa dinámica repetitiva pero que, al final, ha resultado en una cinta sin alma.
Identidad y ritmos perdido
La película de Cooper sufre de una notable falta de identidad. Pretende profundizar y reflexionar acerca de la depresión del artista pero sucumbe rápidamente a flashbacks y narrativas trilladas profundamente superficiales. Me atrevería a decir que el biopic de Bruce Springsteen confunde solemnidad con profundidad.
Este conflicto impacta directamente al ritmo, uno que adopta un tempo deliberadamente lento sin una justificación que merezca la pena. La cinta parece tener la intención de querer mimetizarse con la atmósfera del disco Nebraska, pero ese intento resulta en algo tan vacuo como irregular. Casi todo en Springsteen: Deliver Me From Nowhere (2025) traslada indiferencia a un espectador al que dos horas se le hacen largas.
Un buen envoltorio
Técnicamente todo funciona como debería. Cooper entrega un ejercicio de austeridad formal donde logra captar la claustrofobia interior de un protagonista atormentado. Es una lástima que una atmósfera meritoria se vea entorpecida por un guion tan indeciso.
Un brillo contenido
Sin embargo, y a pesar de evidenciar problemas estructurales, la película consigue brillar por momentos. No es fácil de verbalizar ya que se trata más de un sentimiento que de un hecho meramente objetivo, pero el filme posee chispazos de verdad. Gran parte de esta inefable virtud descansa sobre los hombros de Jeremy Allen White, el cual entrega una actuación más que convincente. Y, quizá, por no querer verse «comercial» la cinta se contiene a nivel de actuaciones para, de nuevo, regalarnos reflexiones manidas.
Intención a medio camino
Springsteen: Deliver Me From Nowhere (2025) no es una mala película, pero sí un ejercicio incompleto. Estamos delante de un biopic que se queda en tierra de nadie, ni es lo suficientemente comercial como para desconectar el cerebro, ni lo suficientemente reflexivo como para conversar con él. Cooper nos susurra, pero se le olvida que para que un susurro se escuche, primero debe tener algo que decir.
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Ficha Técnica
Título original: Springsteen: Deliver Me From Nowhere
Año: 2025
Duración: 120 min.
País: USA
Director: Scott Cooper
Guion: Scott Cooper
Reparto: Jeremy White Allen, Jeremy Strong, Odessa Young, Stephen Graham, Paul Walter Hauser
Género: Drama, Biográfico, Música, Años 80
Calificación: 5’5/10








