La huella, dirigida por Joseph Mankiewicz
Sleuth es una obra de teatro, estrenada en Broadway en 1970 y posteriormente guionizada por el propio dramaturgo, Anthony Shaffer.
El guion es magnífico y la película homónima fue dirigida en 1972 por Joseph Mankiewicz. el realizador de filmes como Eva al desnudo (1950), Julio César (1953), De repente, el último verano (1959) y Cleopatra (1963).
La calidad de los parlamentos a su vez se sustenta en las notables actuaciones de Laurence Olivier y Michael Caine. Es indudable el desempeño teatral de ambos actores, aunque Mankiewicz le dará vida cinematográfica a la mansión de Andrew Wyke (Olivier).
La metáfora del laberinto
En el preludio de La huella, Milo Tindle será invitado a la mansión. Tindle (Caine) es el amante de la esposa de Wyke e ingresa a la propiedad por el laberinto montado en los jardines. La idea de laberinto invita a un filme de misterios y pistas a resolver por parte del advenedizo.

Wyke es un afamado escritor de novelas policiales y una vez dentro del castillo será franco y le enrostrará a su oponente que necesita dinero para mantener a Marguerite, la esposa infiel. Insinúa ser un hombre práctico y le confidencia que desea alejar a la mujer de su vida, por lo que le propone a Milo que robe las joyas de Marguerite y las reduzca para obtener dinero para solventar el estilo de vida de la mujer, mientras Wyke cobrará el dinero del seguro.
El magnate no sólo posee un laberinto, sino que en la planta baja colecciona un sinnúmero de juguetes mecánicos. La vida para él es un juego y sus pasatiempos reflejan ese espíritu lúdico.
Joseph Mankiewicz es un gran director y no se iba a contentar con planos fijos de la acción. Aprovecha cada centímetro de la mansión, con agiles movimientos de cámara e ingeniosas elipsis, picados y contrapicados, sumados a primeros planos desquiciados en momentos de tensión.
Historia en tres actos
El argumento de La huella hace un análisis a las novelas policiales, supuestamente destinadas a hombres nobles y honorables, de alguna forma el guion las desarma y visibiliza la farsa contenida en ellas.
Ingeniosamente, la película obra al revés de ese género literario, en vez de que un detective encuentre las pistas y deduzca el crimen, en este caso, el asesino lo planteará como un juego al amante. Wyke ha pensado todos los detalles del robo: el ingreso furtivo, el disfraz, la explosión de la caja fuerte, todo es una puesta en escena para colocar a la víctima en posición desventajosa, para luego salirse del juego y darle muerte.

Tras la primera hora de metraje, han transcurrido dos días en la acción y tocan el timbre. Se cocina una intriga sobre Wyke, pero el espectador aprecia que el inspector que llama a la puerta es el propio Milo disfrazado.
El discreto encanto de la burguesía
El corazón de esta historia, que encierra el espesor narrativo, es la humillación que suele perpetrar la clase alta sobre los de menor alcurnia. El espectador ya adivina que el asesinato de la primera hora no fue tal, sólo una broma para humillar a Milo que en algún momento suplicó por su vida.
La segunda sección de La huella tiene que ver con la venganza del advenedizo, tanto por su origen latino como por ser una persona sin fortuna. Milo haciéndose pasar por inspector lo acusa de haber asesinado a Marguerite. No importa que no exista cadáver, ya lo encontrará la policía, pero todos los indicios lo señalan como culpable.
La humillación es evidente cuando el supuesto inspector va a abrir la puerta a la policía. Tanto el primer acto como el segundo, han sido una farsa, la atmósfera parece calmarse, pero de improviso, Milo se enfurece y le confiesa que ha asesinado de verdad, esta vez a la amante de Wyke.

Hay pruebas incriminatorias y en este tercer acto la humillación es total, no sólo ya no era su amante, sino que desenmascara su impotencia sexual.
La farsa de las novelas policiales
En algún punto de la cinta, Milo le confidencia que los de su clase baja han convivido con la humillación desde su nacimiento. Es algo a lo que se acostumbran durante la vida, en cambio, Wyke no está familiarizado con tan innoble sentimiento, de verdad ha sido puesta en duda su dignidad y su honra.
El desenlace de La huella es una crítica mordaz, cáustica y devela la cobardía de la burguesía. Milo utiliza a la novela policial como alegoría de lo innoble, se burla del oficio de Wyke, le dice que representa una farsa destinada a los snobs, a gente que odia la realidad, que observa la vida como una diversión.
La vida no será un juego, las imágenes finales, la elipsis macabra de primeros planos de juguetes mecánicos, sirve para desenmascarar la psiquis del burgués que aguarda con temor la llegada de la policía.
Ficha técnica
Título original: Sleuth
Año: 1972
Duración: 138 minutos
Producción: Reino Unido
Dirección: Joseph Mankiewicz
Guion: Anthony Shaffer (Dramaturgo: Anthony Shaffer)
Reparto: Laurence Olivier, Michael Caine
Música: John Addison
Fotografía: Oswald Morris
Género: Intriga / Drama psicológico
Calificación de «Sleuth»:8/10