Clint Bentley presenta una de las mejores cintas del año con su adaptación de la novela de Denis Johnson. La falta de promoción, sumada a un ritmo pausado y con una trama contraria a la inmediatez del algoritmo, la convierten en la candidata perfecta para pasar desapercibida hoy. Sin embargo, creo que Sueños de trenes (2025) reúne todas las características necesarias para ser esa obra que el tiempo pone en su lugar, esa pequeña joya ignorada en su estreno que, tiempo después, resurge con la etiqueta que mereció desde un inicio.
Uno de los mejores viajes del año
La idea de capturar la esencia absoluta de una vida siempre ha sido un desafío mayúsculo del que esta cinta sale victoriosa, entregando un drama bello que convierte la contradicción en virtud. Bentley se aleja de las prisas narrativas actuales para que su película adopte un ritmo meditado porque entiende que la vida real no corre, simplemente sucede. Esa cadencia no es un defecto, sino una herramienta más para que la historia transmita coherencia, generando de esa forma una belleza propia que reside precisamente en su negativa a acelerar.
La cinta consigue transitar por los estados vitales más universales. La obra instrumentaliza a su protagonista para explorar sentimientos tan complejos como la felicidad más pura o el remordimiento más irracional posible, todo ello pasando por un halo de soledad constante en mayor o menor medida. Todo lo que sucede durante el filme responde al mimo de un director capaz de crear trascendencia de lo cotidiano, perfilando con cautela sentimientos comunes que adquieren una dimensión lírica. Es un relato provisto de la inusual virtud de extraer belleza de las cenizas y esperanza de la desolación, sirviendo así como recordatorio de que disfrutar el momento presente es, a veces, la única victoria frente a la nimiedad de nuestra propia existencia.
Virtuosismo visual
Más allá del virtuosismo de un director prometedor, hay que alabar a Adolpho Veloso, quien es el artífice de una propuesta estética tan cautivadora como hipnótica, una fotografía naturalista que te atrapa sin florituras. La cámara parece transmutarse en un elemento más del ecosistema, fundiéndose para que el paisaje no sea un mero fondo, sino un ente vivo que respira junto a los personajes. A este equilibrio se suma una banda sonora que acierta al mantenerse presente pero respetuosa, acompañando la emoción sin sentirse protagonista.
Edgerton a la cabeza
Joel Edgerton evidencia una vez más por qué es uno de los actores más infravalorados de su generación. Su interpretación destapa una demostración de contención coherente con la construcción de su personaje. Es un trabajo desprovisto de artificios y que transmite la sensación inequívoca de estar presenciando la vida de un hombre sencillo.
Una obra de sensaciones
Seguramente Sueños de trenes (2025) sea merecedora de un reconocimiento explícito por la inmensa dificultad de lo que intenta y, sobre todo, de lo que consigue. Creo haber visto una de esas películas especiales, de esas que quizás hoy quedan sepultadas por la oferta masiva, pero que el sabio juez que es el tiempo se encargará de colocar en un lugar privilegiado. Es cine mayúsculo lo que entrega Clint Bentley.
¿Dónde ver Sueños de trenes?
Streaming: Netflix
Ficha Técnica
Título original: Train Dreams
Año: 2025
Duración: 102 min.
País: USA
Director: Clint Bentley
Guion: Clint Bentley, Greg Kwedar
Reparto: Joel Edgerton, Felicity Jones, William H. Macy, Kerry Condon, Nathaniel Arcand
Género: Drama, Romance, Años 1900 (circa), Trenes
Calificación: 8’5/10









