En pro de alargar la conversación social, los hermanos Duffer inician el desenlace de su ópera magna con una estrategia de estreno fragmentada, entregando un primer volumen de cuatro episodios que funcionan como prólogo extendido. Este arranque se siente consciente de su condición de evento, priorizando la escala sobre la sustancia en un regreso que evidencia el desgaste de su propia maquinaria.
Sí, pero no
Stranger Things (2025) ha sucumbido a un formato de metraje que roza lo cinematográfico, una decisión de doble filo que genera sensaciones dispares. Si bien es cierto que la serie se apoya en la sucesión de tramas paralelas para que el ritmo no colapse, esto también deja en evidencia que la complejidad y profundidad de la misma no requieren tal extensión. Se percibe con facilidad una dilatación artificial del conflicto, una grandilocuencia algo impostada que busca justificar la duración mediante la acumulación y no a través de la densidad, dejando la impresión de que lo que se cuenta podría haberse resuelto con mucha más economía.
Y es que la escritura, salvo en sus inicios, nunca ha sido el fuerte de la producción y en este inicio de temporada muestra sus costuras con cierto descaro. El guion adolece de una fórmula procedimental reiterativa: planteamiento del problema, ejecución fallida, improvisación y giro final, que en esta ocasión resulta previsible. Además, los Duffer abandonan la madurez y profundidad de la cuarta temporada para regresar a la aventura adolescente de corte spielbergiano, donde las conveniencias brillan más de lo que deberían. Queda a juicio del espectador dirimir si es un paso atrás en la evolución tonal o una vuelta a las raíces justificada.
Más allá de sus evidentes carencias, estos cuatro episodios no se hacen largos pese a su injustificada duración, ya que poseen algún momento de fan service bien construido que no opaca sus defectos, pero los disimula.
Luces y sombras
Lo que sí ha sido una sorpresa para mí es la irregularidad que presenta su factura técnica. Una producción de este calibre no puede verse tan frágil en según qué situaciones. En su metraje conviven secuencias de efectos visuales solventes con otras donde la integración de fondos y perspectivas delatan el uso de la pantalla verde, rompiendo la inmersión. Esto la hace oscilar entre la superproducción y el descuido.
Problemas menores
Uno de los grandes males de esta serie es el lapso transcurrido entre rodajes, el cual juega una mala pasada a la coherencia interna del relato. Al no existir un salto temporal narrativo que justifique la evolución física del elenco, se produce una ruptura de la suspensión de la incredulidad al ver a actores defender personajes que no corresponden a la línea temporal que habitan. Si bien es cierto que esto no es responsabilidad exclusiva de los Duffer y tampoco un gran problema, sí que creo que puede sacar a algún espectador de la ficción.
Todo depende del futuro
Stranger Things: Vol. 1 (2025) vuelve a ser un entretenimiento a gran escala que fía su suerte a la inercia de unos personajes queridos y al cliffhanger diseñado para asegurar el retorno. Pese a unos defectos estructurales palpables y a una duración hipertrofiada, la serie logra imponerse a una monotonía funcional que prepara el terreno para un final que, esperemos, justifique este despliegue.
¿Dónde ver Stranger Things 5: Vol. 1?
Streaming: Netflix
Ficha Técnica
Título original: Stranger Things 5
Año: 2025
Duración: 50 min.
País: USA
Director: The Duffer Brothers
Guion: The Duffer Brothers
Reparto: Winona Ryder, David Harbour, Millie Bobby Brown, Finn Wolfhard, Gaten Matarazzo
Género: Thriller, Fantástico, Sobrenatural, Años 80
Calificación: 6’5/10
